Está situada en medio del Atlántico, deshabitada hasta finales del siglo XIX y actualmente con sólo dos núcleos poblacionales: Caleta del Sebo, donde está el puerto, y Pedro Barba, algo más al norte.
Todo lo demás, es Naturaleza en estado puro, marcada por la temperatura tropical y las pocas precipitaciones que se dan a lo largo del año. Eso quiere decir que la mayoría de la superficie está cubierta de dunas y arenales, algunos matorrales y piedra volcánica.
Excepto estos núcleos poblacionales, toda la isla es propiedad del Organismo Autónomo Parques Nacionales, del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino.
Es el principal punto de entrada y salida de la isla, ya que es el lugar donde atracan los barcos que conectan La Graciosa con el resto de Lanzarote.
La Graciosa dispone de unos senderos diseñadas para disfrutar de todo el esplendor de su paisaje.
Es el segundo asentamiento humano que colonizó la isla de La Graciosa, hoy transformado en un exclusivo y privilegiado núcleo vacacional.
Una amplia variedad de horarios de ferry a La Graciosa y transportes, ponen a la octava isla canaria mucho más cerca de Lanzarote de lo que piensas.
Se pueden realizar multitud de excursiones por el Archipiélago Chinijo saliendo desde La Graciosa.
Una magnífica alternativa para conocer La Graciosa y sus exóticos paisajes, es alquilar una jeep y recorrer la isla.
Formado por la isla de La Graciosa, los islotes de Alegranza y Montaña Clara, el Roque del Este y Roque del Oeste o del infierno.